Estudio sobre la obra audiovisual de Antonio Tausiet


Hagamos un repaso por la obra audiovisual de Antonio Tausiet (Zaragoza, 1967). 
En 1995, escribió el guión de¡Teléfono!, del que podemos decir que trata del deseo, el amor y el sexo, en un marco de desdoblamiento de personalidad tamizado por el humor. Al año siguiente, Gabriel Orte vuelve a grabar con un guión de Tausiet: La doble vida de Begoñica (1996), donde vemos que comienzan a repetirse los temas. De nuevo está presente el desdoblamiento de personalidad y aparece lo grotesco. En la tercera colaboración sucesiva con Orte, El cortometraje encontrado en Zaragoza (1996), otra vez el protagonista es el mismo escritor, esta vez jugando con el metalenguaje, pero siempre en la senda del narcisismo. 
Y llegamos a la primera obra dirigida por Tausiet, que nuevamente escribe e interpreta: El Hombre Bobo y el Extraterrestre (1997), un homenaje al cine de monstruos, donde se vuelve al narcisismo, a la doble personalidad, al humor grotesco, y se introducen reflexiones críticas de corte sociológico. Tanto las localizaciones de este vídeo como la de su descarte editado en 2007, El Hombre Bobo en el Tubo, dan fe de su preocupación por mostrar su entorno local, Zaragoza. 
En el divertimento Anaxímenes y Anaximandro (1998), reaparece lo grotesco y también la crítica social. El mismo año, su corto de título imposible Reivindicación retrospectiva del cine en los países del Este de Europa durante la década de los sesenta o recreo megalomaníaco de un caricato egocéntrico sexy (1998) vuelve a apostar por el narcisismo para continuar en la senda crítica. 
Dos años después, escribe y dirige El Harmario del Siglo (2000), repaso de la historia del siglo XX, que incluye localizaciones de su ciudad natal y no abandona la mirada mordaz. Una obra de encargo de tema vampírico, que resulta ser su mejor creación, le lleva a colaborar con José Ángel Delgado, el mismo año: Stari poznanici (2000). En ella se vuelve a rendir tributo al cine clásico, sin abandonar otros postulados anteriores. Delgado recupera el personaje del Bobo interpretado por Tausiet para convertirlo en un vampiro, en sus Beware (2000) y Beware: Rock en las venas (2003), cerrando el círculo de temática vampírica. 
En Pioneros del tutú (2001), Tausiet entra de lleno en lo experimental, sin abandonar ni el narcisismo ni el humor. José Ángel Delgado vuelve a dirigirle en El ruso se congela (2002), donde reaparece la temática de relaciones de pareja ya presente en ¡Teléfono! 
En 2003, un nuevo giro le lleva a montar el reportaje Travesía. Los autores, ideado y realizado por Vicky Calavia, en el que él mismo manifiesta su convicción de que no hay una frontera clara entre la ficción y el documental. De nuevo, un divertimento: Piccolinadas (2004), en colaboración con Jesús Cuartero, supone otra vuelta de tuerca en la concepción experimental. Colabora en la realización de Juguetes animados del cine (2004), con Tasio Peña y Luis Antonio Alarcón, de nuevo una pieza documental, donde flota otra vez la pasión por el séptimo arte. 
Pero su mayor compromiso con el género llega con Compresas y tabaco (2005), un falso documental que plasma su visión irónica de Zaragoza y Aragón, exquisitamente editado por Alberto Albericio, con el que ya había colaborado en numerosos trabajos anteriores. Partiendo de un argumento de Pedro Zapater, realiza Koniec? (2006), retomando el tema del desdoblamiento de personalidad y creando una atmósfera austera y tensa. Narcisismo, experimento, humor, homenaje al pasado… todo ello nuevamente reboza su Buenos días, España (2007), especie de extraño testamento vital. La crítica política y el esperpento vuelven en su colaboración con Jesús Cuartero en 76 pasos (2007). 
En 2010, en estrecha colaboración con José María Ballestín, entrega seis nuevos entretenimientos insustanciales: la Trilogía sacra, La boboda, Cadaverina y El superhéroe del triquitruco, en los que se introduce el tema de la religión (ya apuntado en La doble vida de Begoñica), además de la historia y la poesía mezcladas con la ironía. Cierra el año con el corto documental Miguel Hernández. 2011 supone una nueva colaboración con José Ángel Delgado, en Narciso y los tejedores, fábula mitológica en pixilación. Gadafi mariachi, con Ballestín, retoma la denuncia, al igual que Ruido, corto de ambos premiado en 2012. En Andalán se pone didáctico y ya en 2013 codirige, de nuevo con Ballestín, Aniversario 40, al que sigue en 2014 Las líneas perdidas: dos ambiciosos documentales sobre la memoria histórica. En 2015 vuelve a la poesía, con Spanish Street.
Así pues, vemos que los temas y tratamientos que predominan en los audiovisuales de Antonio Tausiet son el esperpento y la crítica social, la pareja, el desdoblamiento de personalidad, el narcisismo, el humor, el tributo al cine clásico, la historia, lo local, lo experimental, el documental y la religión. Una filmografía diletante, caprichosa, sin más pretensión que el juego, voluntariamente pobre de recursos pero atrevida e ilusionada, que esperamos que pronto vea su continuación.

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