Ingredientes del cóctel Bob Dylan


1. Generación Beat: la contracultura
En 1961, Bob Dylan se traslada a Nueva York, concretamente al Greenwich Village, barrio bohemio de Manhattan, donde empieza a actuar en locales como el Gaslight. Es el epicentro de la Generación Beat, capitaneada por escritores estadounidenses de la década de los cincuenta, que rechaza los valores clásicos de su sociedad. Fueron los precursores de la contracultura y del movimiento hippie de los sesenta. Sus autores más relevantes fueron Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. La obra literaria más importante de esta generación es En el camino (1957) de Jack Kerouac, una novela escrita como un monólogo interior. El poeta Allen Ginsberg secundó en 1996 la iniciativa para promover la candidatura de Bob Dylan a Premio Nobel de Literatura, que le llegó veinte años después.

2. Woody Guthrie: el folk
Bob Dylan había ido a Nueva York con la idea fija de visitar a su ídolo, el cantante folk Woody Guthrie. Éste estaba ingresado en un hospital psiquiátrico de la cercana Nueva Jersey. Guthrie era para Dylan la verdadera voz del espíritu estadounidense, con su defensa de los oprimidos y su estilo musical, heredero de las melodías populares. Otro de los ídolos de Dylan era el cantante country Johnny Cash, con el que llegó a entablar amistad. Pero el eslabón entre Guthrie y Dylan es Pete Seeger, heredero artístico del primero y padrino folk del segundo.

3. Robert Johnson: el blues
El cantante negro Robert Johnson, fallecido en 1938, que sólo dejó grabadas 29 canciones, es uno de los grandes pioneros del blues, tanto por su aportación a la música como por la poesía de sus letras. También sentó las bases del rock and roll. Es uno de los bluesman a los que se atribuye la leyenda del pacto con el diablo en un cruce de caminos, intercambiando su alma por la habilidad musical. En un breve y sorprendente período de tiempo en 1961, Bob Dylan también pasó de ser un mero intérprete a componer muchas de sus mejores canciones. En abril de ese mismo año fue telonero de John Lee Hooker, uno de los grandes del blues.

4. Rimbaud y Verlaine: el simbolismo
En la Francia de finales del XIX, dos poetas malditos, Paul Verlaine y Arthur Rimbaud, establecieron su propia contracultura adoptando el simbolismo de Charles Baudelaire, y sentando las bases de las vanguardias del siglo XX. Bob Dylan se empapó de sus poemas y los utilizó como vehículo para crear un universo literario plagado de figuras oníricas de gran fuerza expresiva. Ya en 1975, la influencia literaria se centra en Antón Chéjov, escritor realista ruso de gran calado psicológico.

5. Yahvé y Jesucristo: la religión
Bob proviene de una familia judía y su obra está impregnada de la visión trascendental de la vida y de citas de la Biblia. En 1978 tiene una visión de Jesús y lanza tres discos cristianos evangélicos entre 1979 y 1981, lo que no impide que después se una a una secta judía, que en 1997 toque para el papa o que en 2009 grabe un disco de villancicos. Si la religión es el opio del pueblo, para Dylan ha sido una constante inspiración, sin olvidar el empujón de otras sustancias, como la marihuana, las anfetaminas, el LSD y la heroína, célebres modificadores neuronales que potencian el misticismo.

6. Like a Rolling Stone: el rock and roll
Ya en su adolescencia, antes de viajar a Nueva York, Dylan había formado parte de algún grupo de rock. Pero entre 1961 y 1965, su imagen pública fue la de un cantautor acústico. Así que cuando en 1965 decidió dar el salto a los arreglos eléctricos, su público lo vivió como una traición. La presentación pública de su primer disco de rock, en el Newport Folk Festival de ese año, constituyó un escándalo (no volvió a actuar en él hasta 32 años después). En Mánchester, dentro de la gira 1965-66, un espectador le gritó “¡Judas!” por el mismo motivo. De cualquier manera, la influencia del tema Like a Rolling Stone y de Dylan en el rock es insuperable. Los adolescentes del siglo XXI escuchan versiones de Knockin' on Heaven's Door o Desolation Row y no saben que son temas de Dylan.

El Nobel de Literatura es el máximo galardón mundial a las letras. Bob Dylan es un indiscutible merecedor de este premio por su poesía. Pero su aportación a la música del siglo XX es también primordial y reconocida: en 1991 recibió un Grammy a toda su carrera y en 2000 un Óscar por su canción Things Have Changed. Larga vida al huraño genial.


Para saber más: Bob Dylan, disco a disco.

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